miércoles, 1 de julio de 2020

Los Heroínas del Magisterio, Inés Valdivia, ”la Maestra Coraje”


                                          
                                              MAESTRA CORAJE

















Por: Mavilo Calero Pérez

No son los maestros rebeldes que crean los problemas de la sociedad sino son los problemas sociales que crean maestros rebeldes. Una de estas es Inés Valdivia, ”la Maestra Coraje”. Ella fue una joven  maestra egresada de la Universidad Nacional de Educación La Cantuta. Laboraba en Huánuco.

 El 4 de julio de 1979, en plena Huelga Magisterial, durante el gobierno de Morales Bermúdez, ella y otras dirigentes estaban empeñadas en la defensa de sus derechos profesionales. Sorpresivamente por encargo del Edecán de palacio fue convocada a una reunión de trato directo,  acudieron 4 maestras. Los esperaba el Ministro de Educación y once militares. Les propuso firmar el documento ya elaborado y  a cambio les ofrecieron dos pasajes a  cada una para que fueran al extranjero por 6 años con trabajo asegurado, cuando ya dos de ellas habían firmado, Inés cogió el documento  escondió en el poncho rojo que la cubría y salió corriendo para denunciar el chantaje. En la calle tomó el primer carro que se presentó  rumbo  a la Plaza de Armas. En el trayecto estrujó el papel para entregarlos a sus colegas pero la policía la había  cercado, un patadón en la espalda y muchos varazos en todo el cuerpo la derribó. Ella cayó retorciéndose de dolores, quiso tragarse el papel pero ya era tarde. La gente gritaba ¡No la maten!, ¡No la maten¡. Quedó abandonada en ese lugar.

Desde entonces estuvo sin buena salud y sin trabajo. Sin embargo ella siguió manifestando solidaridad con sus colegas en lucha, en las frecuentes movilizaciones que realizan. Esclarece a la opinión  pública que el único responsable de los frecuentes paros y huelgas magisteriales son los gobernantes  que incumplen las actas de conciliación y buscan cualquier pretexto para perseguir a los sindicalistas.  Para hacerse curar y comprar una silla de ruedas vendió sus pertenencias y no logró rehabilitarse en plenitud. Supervive vendiendo empanadas y dulces.

Venciendo sus limitaciones físicas, impulsada por su espíritu docente, ayudó a la gente en extrema pobreza de las cumbres de Bayovar, donde no había agua ni luz, en San Juan de Lurigancho. Enseñó a leer y escribir de modo gratuito a  niños y  adolescentes. Toda la comunidad la estimaba, estaba agradecida de su entrega al servicio de los olvidados.

Los gobiernos  deben evitar todo maltrato al magisterio si quieren que prospere la educación, ningún atropello promueve mística. Todos necesitamos respeto y estímulos para realizar labores  óptimas.

¡ NO PERMITAMOS QUE CONTINÚE LA INJUSTICIA SOCIAL 
SI QUEREMOS IMPULSAR LA MEJORA DE LA EDUCACIÓN.!


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